Las mujeres a lo largo de la historia no hemos tenido independencia económica, ni hemos aprendido educación financiera. Es solo recientemente que la mujer tiene autonomía y no siempre. Aún en muchos países, incluso desarrollados, esa libertad para gestionar su dinero aún no es completa, por lo que el interés por aprender finanzas personales para mujeres es casi inexistente.
Mi madre siempre me cuenta que hasta unos años después de casarse, estamos hablando de 1970, para abrir una cuenta en el banco y para trabajar, debía tener el permiso de su marido.
Históricamente la mujer estaba primero sometida a su padre y luego directamente a su marido. La mujer podía actuar económicamente según su estado civil y carecía de un patrimonio propio, por tanto, no era necesario que aprendieran sobre finanzas personales.
Aunque hemos avanzado muchísimo hoy día, aún la dependencia financiera de la mujer hacia el hombre sigue estando muy presente por varios motivos:
- Por la brecha salarial en que la mujer es frecuente que gane menos que el hombre.
- Porque muchas más mujeres reducen su jornada para el cuidado de hijos o incluso dejan de trabajar para ocuparse de ellos.
- Por la enorme falta de participación en el manejo de las finanzas de la familia
“Nos pagan menos. Entramos y salimos del mercado laboral. Vivimos más tiempo y tenemos menos dinero, pero debemos pagar más años de jubilación”.